06 abril, 2011

Evolucionar sin perder la esencia



Desde que la historia tiene memoria, nos hemos tratado de comunicar. Han pasado siglos desde que los chinos, nos heredaron la técnica de la xilografía, para poder plasmar y lograr archivar en papel, palabras, que antes viajaban como el viento; invisibles; pero con un único refugio: la memoria. 
La capacidad de recordar con claridad y la honestidad, jugaban un papel fundamental, para una comunicación sin normas, sin protocolo, ni reglas gramaticales.

Al paso del tiempo, Gutemberg, liberó de sus cadenas elitistas a la escritura, y la hizo accesible para muchos, entonces los hombres poderosos y fuertes, ya no eran los únicos que podían  leer y escribir; ya con libros por doquier, tomaría poco, para que muchos entendieran y despertaran su imaginación con la lectura.

Actualmente, somos más, quienes sabemos leer y escribir; al menos en el caso de Costa Rica, que ostenta con un 96% de la población alfabetizada, podríamos decir según estos números tan positivos, que nos sabemos comunicar. Sin embargo, ¿es esta comunicación efectiva? La comunicación tuvo un principio, pero, ¿tiene principios nuestra comunicación actual?

Sumergidos en el ajetreo diario, y llenos de modas, que ya no sólo nos visten, sino que también nos comunican; el principio más “in” de hoy en día, es que la comunicación sea rápida, aunque “decorada” de palabras cortadas y claves, que ni a Samuel Morse, se le hubieran ocurrido nunca; nos enviamos mensajes de texto, correos electrónicos, y hasta los incluimos en nuestras conversaciones, destruyendo el idioma y sacrificando el mensaje.

Por eso es que los “Hoygan”*, son más, y los que escriben correctamente son menos.

Sí, los “Hoygan” son: quienes se robaron las tildes, mataron las mayúsculas y, fulminaron el correcto deletreo de las palabras, que adornan nuestro hermoso idioma. 
Basta con darse, un breve paseo por “Facebook”, “Twitter”, o cualquier otra red social de moda, para encontrar en su guarida cibernética, a estos criminales del idioma de Cervantes, que aunque no paguen con cárcel su delito, van acabando lentamente con años de historia, de tradición lingüística y de principios a la hora de comunicar.

Para tener una comunicación efectiva, debemos evolucionar sin perder la esencia, amoldarnos a decir o, escribir un mensaje con menos palabras, pero; con palabras escritas correctamente, con un mensaje claro, preciso y directo. Siguiendo el ritmo acelerado que lleva al mundo al cambio, pero sin cambiar todo.




 *Hoygan, es la manera incorrecta de escribir “oigan”, apodo que se le da a quienes por desconocimiento o simple pereza, no utilizan correctamente los reglas ortográficas del castellano.

1 comentario:

  1. hola Nangie, muy tuanis el blog, yo odio a esos que llaman hoyhan, como cuesta que la gente escriba bien...tuanis..

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